INVEST: con el viento a favor

Autor: González González José Gerardo

Fragmento

Hasta hace una década la investigación se hacía por obligación, rara vez por gusto. Quien se consagraba a ella sufría el estigma de ser alguien diferente, quizá valioso e inteligente, pero que por alguna razón había desviado el camino y decidido ser investigador en lugar de dedicarse a la práctica privada. La vida cotidiana de un investigador en ese tiempo no era fácil. El objetivo del Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT, apenas iniciado, no era impulsar la investigación clínica. Los estímulos económicos al personal docente de la UANL, el perfil PROMEP y los cuerpos académicos todavía no se concebían. Para graduarse de un posgrado clínico, no era necesario hacer una tesis o un trabajo de investigación. En los hospitales privados valían más las cartas de recomendación otorgadas por alguno de los socios, que la certificación del consejo de especialidad o el haber publicado diversos artículos. En nuestro país, éste era el tremendamente desalentador panorama para los investigadores.

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2006-10-17   |   1,161 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 8 Núm.31. Julio-Agosto 2006 Pags. 133-134 Med Univer 2006; 8(31)