Eventualmente presido, a mucha honra, desde luego, una de las corporaciones científicas de más alto nivel en el país, pero antes de eso y desde siempre he sido un médico, un médico clínico acostumbrado, igual que el Dr. Tena, a tratar pacientes, desde todo lo largo de la vida. Como tal, como médico clínico deseo hacer las siguientes consideraciones: considero inapropiado, si no es que un error, el pensar que el asunto que ahora nos convoca es solamente o fundamentalmente un problema de índole jurídica. Si así fuera, no habría razón ciertamente para una convocatoria tan amplia como la que ahora nos une. Considero también como inapropiado, tal vez un error, el pensar que este asunto se resuelve con argumentaciones sobre la prevalencia de una ley sobre otra o de una ley sobre un reglamento, o qué se yo. Si así fuera, en realidad todos nos debimos haber salido después de la primera sesión, algunos sintiéndose ganadores y otros lamentándose como perdedores. Pero el problema no es así tan sencillo, es complejo y, por lo tanto, más que posiciones fundamentalistas, y como ya lo dijo atinadamente la Mtra. Lina Ornelas anteriormente, esto es un asunto no de confrontación sino de cooperación y análisis juicioso. Yo considero que, aparte de la complejidad del problema, está su profundidad. Este problema es más profundo porque tiene que ver con seres humanos, con la condición humana de todos y cada uno de quienes participan en el proceso de la atención médica.
2006-10-19 | 1,054 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 16 Núm.40. Julio-Septiembre 2006 Pags. 35-36 Rev CONAMED 2006; 11(3)