Durante el transcurso de la vida de un ser humano, éste va armando y construyendo, en base al trabajo, intelectualidad y perseverancia, su vida y algunas realizaciones....hijos, casa, jardín, quizás un libro. Si se trata de un personaje destacado y aceptado por su entorno social y laboral será una persona prestigiosa y será elevado a niveles que le traerán asociado al prestigio, en algunos casos, poder e influencia sobre sus pares que lo han realzado. Todos estos logros, con el transcurso del tiempo, normalmente desaparecen, y es fácil de entender ya que es una de las leyes de la vida, el crecimiento, evolución, madurez e involución de la persona. Lo mismo está ocurriendo, en éstos precisos momentos, con nuestro macrocosmos. Me impresiona, por ejemplo, en una tienda de libros usados, la cantidad de esfuerzo intelectual de tantas vidas humanas, que de alguna manera nos quisieron legar sus vivencias o fantasías. Por otro lado, podríamos hacer un paralelo con nuestro quehacer neuroquirúrgico cuando haciendo un acto de fe nos inspiramos y volcamos nuestros conocimientos y experiencia en un trabajo enviado a nuestra revista, quizas atesorando tantos momentos de preocupación por nuestros pacientes, una decisión terapéutica acertada , momentos de tensión y gozo en un pabellón, y el placer de tener entre manos un trabajo de valor ya terminado y que va a aportar mayor desarrollo a nuestra querida especialidad.
2006-11-24 | 1,989 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 29 Núm.2. Noviembre 2006 Pags. Rev Chile Neuroc 2006; 29(2)