Fragmento

Esposa y madre de médicos, lo que de por sí ya es un riesgo para la salud, una mujer de 50 años se despertó una mañana sufriendo algo raro en su corazón que parecía latir muy rápido y al que sentía como en la boca. El hijo, medio experto en estos problemas, la vio mal y la trajo enseguida al Hospital donde después de hacerle estudios, supo que tenía una arritmia llamada fibrilación auricular. Me pidieron que la viera aquella mañana y encontré a la mujer en Terapia Intensiva asustada y temblorosa, porque la molestia en el pecho la perturbaba y la incertidumbre la angustiaba. El cardiólogo a cargo, adicto a las normas y protocolos, le había indicado una droga que gota a gota entraba en las venas y que para mí, que hasta en esto soy ansioso, me pareció que su efecto sería demasiado lento. Fue por ello que con la complicidad del marido reclamé, aunque sin resultado, le hicieran una electroversión.

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2007-01-17   |   1,445 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 24 Núm.1. Enero-Marzo 2006 Pags. 40 Exp Médica 2006; 24(1)