Introducción La insuficiencia hepática ya sea aguda -hepatitis fulminante-o crónica descompensada se asocia con una elevada mortalidad. En los últimos años se han producido notables avances en el tratamiento de las complicaciones de las enfermedades hepáticas, pero en general no existe un método definitivo para paliar esta situación. El único tratamiento que ha mostrado una eficacia real es el trasplante hepático, procedimiento que ha mejorado notablemente las tasas de supervivencia de la insuficiencia hepática aguda y crónica. Parece razonable, por tanto, intentar encontrar modalidades terapéuticas que logren, aunque sea transitoriamente, mantener al paciente hepatópata gravemente descompensado en una situación que le permita llegar al trasplante hepático. Desde comienzos de los años sesenta se han evaluado distintos procedimientos terapéuticos para la insuficiencia hepática aguda o la crónica agudizada. Estas técnicas incluyen la hemodiálisis, la hemoperfusión, la exanguino-transfusión, la plasmaféresis, y la combinación de algunas de ellas, o bien el paso de la sangre a través de diversos sistemas que filtran y/o adsorben los agentes tóxicos. La eficacia de todos los procedimientos ha sido muy limitada, en parte por la insuficiente capacidad de detoxificación, pero también porque estos sistemas no tienen una función de síntesis.
2007-01-29 | 2,924 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 3 Núm.10. Septiembre-Diciembre 2006 Pags. 8-14 Revista AVANCES 2006; 3(10)