Medicinas complementarias

Autor: Rodekohr Susanne

Fragmento

Tocan el timbre. En la puerta está Muñeca, una Poodle de 12 años en los brazos de su “mamá”, una señora de unos 50 años. Muñeca no puede caminar y jadea constantemente. Todo inició hace tres semanas, cuando ya no se pudo levantar. Su médico veterinario “de siempre” le toma una radiografía de la columna lumbar en proyección lateral y se aprecian cambios degenerativos en la región lumbo-sacra. Además, Muñeca tiene tos y la temperatura corporal elevada. Su problema se atiende con un antibiótico. La fiebre se quita, todo lo demás persiste. La señora es amante de la homeopatía y llama a su médico homeópata personal. El doctor es muy amable y atiende a Muñeca con mucho gusto por teléfono, aunque normalmente sólo atiende a personas. Le prescribe un medicamento homeopático. Después de una semana de tratamiento, Muñeca está más débil, tiene más tos, jadea más y no quiere comer. En su desesperación, la señora consulta a un médico veterinario que, había escuchado, trabaja con medicina alternativa. Como ya ha gastado mucho dinero en Muñeca, le pide por teléfono su opinión al médico. Éste receta a Muñeca otro medicamento homeopático que, después de una semana de tratamiento, la deja aún más debilitada. ¿Quién no diría, entonces, que la homeopatía es charlatanería? Casos como el de Muñeca existen muchos.

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2007-02-02   |   945 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 17 Núm.6. Noviembre-Diciembre 2006 Pags. 234-235 Revista AMMVEPE 2006; 17(6)