Autor: Poblete Silva Raúl
La aparición de un déficit neurológico como paraplejía o paraparesia sigue siendo una posible complicación devastadora después de la reparación convencional, e incluso endovascular, de aneurismas torácicas o toracoabdominales, disecciones y traumatismos aórticos pese a las diversas medidas intentadas para prevenirlos. Estos parecen obedecer a tres causas claramente quirúrgicas: la isquemia medular por el pinzamiento de la aorta, los fenómenos de reperfusión que le siguen y el fracaso de la reimplantación de las intercostales en el territorio afectado. Tan real es la sostenida presencia de éste accidente que se ha hecho progresivamente más evidente en la medida que la mortalidad ha descendido en las últimas décadas, que quienes no los han observado es porque han operado pocos casos o no han tenido supervivientes. Desde el monumental reporte pionero de Crawford de 1993 que daba cuenta de una incidencia de paraplejías y paraparesias de 16% en 1.506 operados, publicaciones recientes sugieren que la mielopatía isquémica, aunque sin desaparecer por completo, ha llegado a cifras cercanas al 6-8%. En contraste, ésta complicación se ha registrado muy infrecuentemente tras la reparación endovascular de los aneurismas infrarenales, cuya técnica elimina todas sus posibles causas con excepción de la embolización ateromatosa y la interferencia con la circulación pelviana, que parecen relevantes en éstas, siendo sólo un 0.21% entre los 2.862 casos registrados en la base de datos Eurostar hasta ahora.
2007-03-22 | 909 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 56 Núm.4. Julio-Agosto 2004 Pags. 299-306 Rev Chil Cir 2004; 56(4)