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La noticia de la defunción de nuestra compañera Rosana Feliu fue un jarro de agua fría para todos aquellos que la conocimos y convivimos con ella los cuatro largos años que trabajo en nuestro servicio. Rosana era de aquellas personas que dejan huella allá donde pasan. Abnegada trabajadora e infatigablemente dedicada en cuerpo y alma a todo lo que hacía, se adaptó rápidamente y se integró en la Unidad de forma inusualmente rápida. En aquellos años, sufrió en sus propias carnes la insensibilidad de los dignatarios sanitarios que nos hacían trabajar en unas penosas condiciones laborales, de medios y de reconocimiento. Aún así, ella persistía en su obcecación para mantener su formación en áreas de la especialidad donde apenas había expectativa profesional. Recuerdo sus estancias en París y Edimburgo, donde estudiaba y aprendía a intervenir hipófisis y base de cráneo cuando el Servicio no disponía de un básico Midas-Rex para las craneotomías. Recuerdo su afán en aprender a manejar el rudimentario microscopio Zeiss manual con el que operábamos patología compleja de columna desde una tarima, y así, mil cosas más. Así era Rosana: científicamente tozuda y meticulosa, con ese afán de seguir y seguir inagotable, pero a la vez con pincelada propia, haciéndolo siempre en las mejores condiciones de aprendizaje y autoeducación. Era una gran autodidacta. Personalmente, era de trato afable y reservada, muy amiga de sus escogidos buenos amigos y con una gran sensibilidad para los problemas de los demás. Tenía además, una especial implicación en sus pacientes. Era de esos médicos que urgaba y se inmiscuía en la fibra del paciente desenmarañando sus conflictos internos con el fin de correlacionar cabos sueltos en el historial del mismo, llegando a una simbiosis entre la situación de la enfermedad del paciente y la del problema del amigo personal. ¡Cuantos de sus pacientes todavía preguntan por ella o cuántos nos han solicitado su dirección en Castellón para buscar la ciencia y el recogimiento que les ofrecía la doctora Feliu. Su fallecimiento es una gran pérdida para todos los que pertenecemos a la familia de la neurocirugía en todo el país y un gran impacto para todos los que tuvimos la ocasión de trabajar y convivir 8porque el trabajo es la mitad de nuestra vida) con ella. Adén Rosana, desde Girona, y allá donde quiera estés sepas que dejaste de forma inolvidable una parte de tu persona en el recuerdo de todos los de aquí. Et trobarem a faltar. Servicio de Neurocirugía Hospital Universitario Dr. Joseph Trueta Girona.

Palabras clave: Rosana Feliu.

2007-04-05   |   865 visitas   |   5 valoraciones

Vol. 15 Núm.2. Marzo-Abril 2004 Pags. 228 Neurocirugía 2004; 15(2)