Autores: Banille Edgardo, Vittar Mariano, Sáenz Silvia, Pedraza Claudia, Antelo Carlos, Lazarin Omar
Introducción: El gasto cardíaco puede valorarse clínicamente o medirse mediante estudios que presentan limitaciones de interpretación. La saturación venosa central de oxígeno es un indicador indirecto del gasto cardíaco. Propósito del estudio: evaluar la utilidad de la saturación venosa central de oxígeno en el monitoreo posoperatorio de cardiocirugía pediátrica. Población, material y métodos: Estudio observacional retrospectivo de 70 pacientes operados entre 1998-2001. Al ingreso a unidad de cuidados intensivos se clasificaron en 4 grupos según su gasto cardíaco interpretado por frecuencia cardíaca, presión arterial, diuresis, pulso y temperatura: estables (I), bajo gasto leve (II), moderado (III) y severo (IV). Se instituyó tratamiento de acuerdo con la gravedad. Se obtuvieron gases arteriales y venosos regularmente. Resultados: Edades: 18 meses (5.5-29.2). Los tiempos de circulación extracorpórea y de clampeo aórtico fueron más prolongados para los grupos II, III y IV respecto del I (p= 0.03). Las variables a las 24 horas que mostraron diferencias significativas fueron: saturación venosa central de oxígeno (I: 73, 8%; II: 69%; III: 63%; IV: 59%) (p < 0.001; <0.001 y 0.03 al comparar I-II, II-III, III-IV); temperatura y frecuencia cardíaca mayores en grupos II, III y IV respecto del I (p = 0.008 y <0.001 respectivamente); dosis de dopamina, adrenalina y milrinona más elevadas en los grupos de mayor gravedad. No hubo diferencias significativas respecto de hematócrito, saturación arterial de oxígeno ni presión arterial media. Conclusión: Luego de 24 horas de posoperatorio, los valores más bajos de saturación venosa central de oxígeno en los grupos III y IV nos indicarían una alteración de la oxigenación tisular como expresión de bajo gasto cardíaco.
Palabras clave: Saturación venosa de oxígeno gasto cardíaco monitoreo de cirugía cardíaca.
2007-04-05 | 5,266 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 104 Núm.5. Septiembre-Octubre 2006 Pags. 406-411 Arch Argent Pediatr 2006; 104(5)