Autores: Convertini Gladys, Tripodi Rosa
Introducción: Dormir es un proceso fisiológico en el que intervienen la maduración del sistema nervioso central y la adaptación del niño en su contexto. Influyen en su dinámica: el colecho, el amamantamiento nocturno, el trabajo materno y los conflictos familiares. El despertar nocturno y la dificultad para conciliar el sueño son frecuentes en la consulta pediátrica. Objetivos: 1) Observar los hábitos de sueño de niños sanos hasta los 2 años de vida. 2) Relacionar el despertar nocturno con diversos factores medioambientales. Material y métodos: Diseño: Observacional, descriptivo, transversal. Población: Se investigaron 300 niños menores de 2 años estratificados en 4 grupos por semestres de edad (G1, G2, G3 y G4). Metodología: Se realizó un cuestionario al adulto acompañante del niño. Se recabaron datos de hábitos de sueño y socio-ambientales. Se analizaron mediante Epi Info 6. Resultados: Ciento treinta y seis (45.3%) fueron varones. El número de niños de cada grupo fue: G1: 86 (28.7%); G2: 69 (23%); G3: 73 (24.3%); G4: 72 (24%). La posición para dormir fue en prono: 18.6% (G1). Tardaban en dormirse >30 min: 22%. Dormían toda la noche: 17.4% (G1); 20.3% (G2); 31.5% (G3) y 40.3% (G4). En los que se alimentaban de noche (55.3%), y no conciliaban el sueño solos, los despertares nocturnos eran mayores y se asociaban directamente con el descontento parental. La cohabitación fue del 79.3%. El colecho del 23%. El grupo G1 tuvo mayor prevalencia de cohabitación y alimentación nocturna. El grupo G4 tuvo la mayor prevalencia de colecho. Conclusiones: Los hábitos de sueño se adquieren y es función del equipo de salud acompañar a la familia para que lo logre; para ello es menester profundizar nuestra tarea preventiva en los controles en salud.
Palabras clave: Hábitos de sueño niños.
2007-04-11 | 1,138 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 105 Núm.2. Marzo-Abril 2007 Pags. 122-128 Arch Argent Pediatr 2007; 105(2)