Autor: Bandera Benjamín
Estimados Compañeros: Antes de principiar el desarrollo del tema que me ha sido asignado, creo necesario justificar mí presencia ante ustedes y responder a una pregunta que seguramente se habrán hecho: ¿por qué no se designó a un ginecólogo o a un obstetra para esta conferencia? Esta misma cuestión formulé cuando me invitaron y a pesar de las razones que se me expusieron, y que voy a transcribir a ustedes, quizá no hubiera aceptado, de no mediar la insistencia de mi Maestro, el Dr .ROSENDO AMOR, Jefe de Ginecología de este Curso, a quien me resultaría penoso dar una negativa, por la grandísima consideración y estima que me merece. Se me dijo: conviene que el tema sea tratado con un criterio de médico general, más que de especialista, para que la visión del problema sea más amplia. Además, usted desde su banquillo de Anestesista, ha sido testigo imparcial en numerosos casos y se ha podido dar cuenta de las consecuencias que en la vida de las enfermas, ha ocasionado la conducta del ginecólogo y por último, ha llegado usted a una edad en que el juicio es sereno, la apreciación equitativa y el criterio se ha formado a base de experiencia, éxitos y fracasos, alegrías y dolores.
2007-04-30 | 2,442 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 75 Núm.4. Abril 2007 Pags. 230-237 Ginecol Obstet Méx 2007; 75(4)