Adolescencia, el malestar y las reglas

Autor: Domenech Ernesto Eduardo

Fragmento

La infancia es, según el diccionario, el lugar del hombre privado de palabra. Radical diferencia con el loco, también definido por la palabra, pero no por el defecto, la carencia, sino el exceso, la locuacidad. Y la adolescencia es un incómodo territorio de fronteras, que se ha expandido últimamente en perjuicio de la niñez y la adultez. Ámbito curioso en el que suele instalarse o reclutarse el “a-dicto”, aquel que pierde o extravía la palabra. Y es en las fronteras, en los límites, en las confusiones, desde donde pueden registrarse obviedades a veces imperceptibles para quienes moran fuera de ellas, nos los adultos, entre otros. Es ciertamente incómodo comenzar por la definición de la palabra niño, que en la Convención de sus Derechos –hoy con jerarquía constitucional– comprende para estas reglas todo ser humano menor de 18 años, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad. Este niño de la Convención deja fuera a otros menores de nuestro Código Civil: los que cuentan entre 18 y 21 años, y sin duda aquellos que abarcaban antiguas definiciones de adolescencia, capaz de crecer hasta los 25 años en el diccionario como hoy, que se ha estirado hasta esa etapa.

Palabras clave:

2007-05-28   |   763 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 101 Núm.6. Noviembre-Diciembre 2003 Pags. 470-473 Arch Argent Pediatr 2003; 101(6)