Autores: Laura Juan P, Magliola Ricardo, Capelli Horacio, Suárez José C
En la transposición de los grandes vasos (TGV), la aorta nace del ventrículo derecho y recibe la sangre de las cavas. Si no existe un defecto septal, la cianosis al nacer es intensa y persistente. El ductus arterioso es la única comunicación entre los dos circuitos. El ventrículo izquierdo es hipertrófico y poco distensible. Si el enfermo sobrevive y las resistencias pulmonares disminuyen, predomina el flujo ductal de la aorta a la arteria pulmonar, el circuito pulmonar se sobrecarga, la aurícula izquierda se distiende y la lámina de la fosa oval deja una pequeña comunicación por la que pasa sangre de la aurícula izquierda a la aurícula derecha obteniéndose un nuevo equilibrio. Se establece de esta forma un modelo circulatorio inestable por el que sangre oxigenada pasa a través de un foramen oval forzado y alcanza la aorta (flujo sistémico efectivo) y un flujo equivalente de sangre insaturada pasa por el ductus a la pulmonar (flujo pulmonar efectivo). La saturación arterial depende del flujo que pasa de un circuito al otro (mezcla) y del contenido de oxígeno de la sangre venosa mixta. La administración de prostaglandinas, las expansiones con coloides (sangre, plasma), la sedación y los inotrópicos en dosis bajas favorecen esta situación. Las dosis altas de inotrópicos mejoran temporariamente la contractilidad pero aumentan las resistencias pulmonares y sistémicas, la frecuencia cardíaca y el consumo de oxígeno miocárdico, alterando la función diastólica ventricular (relajación) y dificultando la mezcla.
2007-06-06 | 4,103 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 101 Núm.2. Marzo-Abril 2003 Pags. 143-145 Arch Argent Pediatr 2003; 101(2)