El espejo ya se había roto y cada fragmento representaba distintas imágenes. Los hechos en la historia no son sino una cadena ininterrumpida de interpretaciones y sus actores en el vaivén que ellas producen. Los hombres cotidianos nos hemos visto sumergidos en esas interpretaciones de la realidad, cada una sustentada teóricamente con la ilusión de una vida mejor. Como en el juego del cucú, nos asombramos hasta con carcajadas con la aparición sorpresiva de una variable. Los que trabajamos, pensamos, ideamos, soñamos, sabíamos y no sabíamos o no queríamos saber la marcha de una historia lineal de sometimiento.
2007-07-09 | 730 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 99 Núm.6. Noviembre-Diciembre 2001 Pags. 484-485 Arch Argent Pediatr 2001; 99(6)