Fragmento

El secreto profesional es inherente al ejercicio de la misma profesión y se establece como un derecho del paciente para su seguridad. Obliga a todas las personas que trabajan para promover y preservar la salud. El secreto profesional es uno de los elementos más importantes de la ética en las ciencias de la salud. Tan es así, que ya Hipócrates, en su conocido documento, escribió que el secreto constituía para el médico una obligación moral. De este modo, en el sexto punto del citado escrito podemos leer: “callaré todo cuanto vea y oiga, dentro o fuera de mi actuación profesional, que se refiera a la intimidad humana y no deba divulgarse, convencido de que tales cosas deben mantenerse en secreto”. Desde ese entonces ya se señalaban el deber y la obligación de guardar en secreto los hechos, las acciones, las manifestaciones que se conocen a través del trato con el paciente. Se distinguen tres clases de secreto: a) El secreto natural. Es independiente de cualquier contrato. Se extiende a todo cuanto sea descubierto por casualidad, por investigación personal o por confidencia y no puede divulgarse. Aunque el depositario del secreto (el individuo que se está enterando de éste) no haya prometido guardar sigilo, ni antes ni después de que la otra persona le haya manifestado el hecho, o de haberlo descubierto, está obligado a callar porque podría causarle un daño. En el consultorio dental no es necesario que le hagamos saber a todas las personas que se atienden con nosotros que no vamos a divulgar el tratamiento que van a recibir ni su comportamiento en el consultorio; el paciente lo da como un hecho. b) El secreto prometido. Nace de un contrato, a saber, de la promesa de guardar silencio hecha gratuitamente después de haber conocido el hecho, ya sea por casualidad, por investigación personal o por confidencia espontánea o provocada. Como se ve, un secreto puede ser a la vez natural y prometido. Será natural cuando la cuestión en sí requiera de discreción, pero si además va acompañado de una promesa, también será prometido y, por lo tanto, nos comprometemos a callar.

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2007-08-07   |   6,510 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 1 Núm.6. Agosto-Septiembre 2006 Pags. 28-29 Rev Mex Odon Clín 2006; 1(6-7)