La citología vaginal fue descrita en 1941 como un método de diagnóstico del cáncer cérvico uterino (CACU). Pronto demostró que era capaz de identificar no sólo al cáncer invasor, sino sus lesiones precursoras, cuyo tratamiento era y es más sencillo, menos costoso y de mejores resultados. Un cambio trascendente para mejorar las posibilidades diagnósticas de la citología fue la toma adecuada de la muestra, los frotis realizados con material acumulado en el fondo del saco vaginal, como recomendó Papanicolaou, resultaba poco adecuado para el diagnóstico, ya que las células tenían un tiempo indeterminado de haberse exfoliado y quedar expuestas a agresores ambientales, como la acidez fisiológica de la vagina y la flora residente normal. Por el contrario, si los frotis se preparaban directamente del sitio donde se originaba la lesión precursora, los resultados mejoraban notablemente, por lo que el espécimen dejó de ser vaginal o cérvico vaginal, para convertirse en cervical. Es responsabilidad del tomador del espécimen asegurarse de que la totalidad de la zona de transformación haya sido muestreada, por lo que es necesario que el laboratorio proporcione en los resultados del frotis cervical información respecto a la existencia o no de indicadores del buen muestreo de la zona de transformación, a partir de la presencia de células de metaplasia escamosa o endocervicales. Debido a que no existen indicadores confiables de muestreo de la zona de transformación en frotis atróficos, no será necesario hacer ningún tipo de comentario adicional en informes de frotis de este tipo. De manera similar, el muestreo de la zona de transformación puede dificultarse en las mujeres que han estado sujetas a tratamientos de lesiones pre malignas. En estas circunstancias, si no puede obtenerse el material de la zona de transformación, puede ser necesario el uso de un cepillo endocervical, además de una espátula y referir a la paciente para una valoración colposcópica.
2007-08-20 | 6,710 visitas | 2 valoraciones
Vol. 5 Núm.4. Julio-Agosto 2006 Pags. 94-98 Gamo 2006; 5(4)