Autores: Vetencourt Rivas Pedro A, Carretta Mauro
La historia del trasplante hepático ha sido un reto tanto técnico como inmunológico. Desde el punto de vista técnico, destaca como la mayor complicación en su aplicación clínica la dificultad que representa la calidad del paciente que necesita ser trasplantado. Todo ello obligó, en un principio, a una experimentación exhaustiva en animales que se inicio en 1950 con los ensayos quirúrgicos de Welch y colaboradores con la colocación de un hígado accesorio. También J. Cannon en los Angeles en 1956 publicó sus primeros resultados con el trasplante hepático ortotópico (TOH). No es sino hasta 1958 cuando More en Boston y Starzl en Denver inician sus respectivos programas de investigación encaminados a desarrollar la técnica quirúrgica del trasplante de hígado que después podría ser aplicada en el hombre. Sus primeros esfuerzos, realizados en el perro, chocan con la tremenda dificultad de conseguir una supervivencia aceptable en este animal por la especial sensibilidad y capacidad inmunitaria que provocaba el rechazo del órgano. Sin embargo, en algunas ocasiones obtuvieron una supervivencia de hasta 12 años. En 1965 Garner, en París, describe que la crisis de rechazo en cerdo es más suave que en perro, por lo que a partir de entonces toda la investigación se traslada a este animal. En este animal, el profesor Calne en Cambrige, Inglaterra, establece en 1968 la capacidad de las drogas inmunosupresoras hasta entonces utilizadas en el riñón, en aumentar la supervivencia de los trasplantes hepáticos. El estudio realizado por este grupo de Cambrigde de la respuesta inmunológica en el cerdo al trasplante hepático, lleva consigo una serie de hechos interesantes que lo diferencia del trasplante renal. Por un lado, el de hígado, a pesar del tamaño que posee en relación con el huesped, es mejor tolerado que el de riñón. En segundo lugar, no aparece en crisis de rechazos agudos a las 24 horas por respuesta humoral, lo cual elimina el riesgo que existe en el trasplante renal de rechazo agudo.
2007-09-27 | 2,907 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 61 Núm.2. Abril-Junio 2007 Pags. 147-149 Revista GEN 2007; 61(2)