Autor: Rueda Pérez Gilberto
Constituye para mí motivo de orgullo sumo el haber sido designado para llevar la palabra en esta solemne sesión de la Academia, con motivo de la conmemoración del primer centenario de la Clínica de Marly. Lo hago tomando la vocería de quienes hemos colaborado con la Institución a lo largo de su historia y muy particularmente del sinnúmero de pacientes que en ella han recibido la atención bondadosa, científica y honesta que los ha llevado en la mayoría de los casos a restaurar su salud y su bienestar y lo asumo en la condición que me honra de ser el más antiguo médico al servicio de la Institución a la que ingresé en 1951 en calidad de interno del Servicio Quirúrgico para permanecer y ejercer en ella, a lo largo de ese fabuloso medio siglo, esta profesión que tantas satisfacciones me ha otorgado. Hay seres cuyas características intelectuales, emocionales, mentales y aún físicas, los elevan y separan de sus congéneres y los llevan a destacarse, a liderar y a dirigir, y cuando esas características encuentran simultáneamente las condiciones necesarias para la gran empresa como son genio, vocación y ambiente propicio para desarrollar sus programas de avanzada, superando los obstáculos que pretendan impedir sus elevados ideales, se convierten en verdaderos seres superiores destinados a dirigir a los hombres, a los pueblos, a sus asociados, en la construcción de obras inmensas del orden material humanitario o empresarial en procura del bienestar de sus semejantes y del medio ambiente que los circunda. No son comunes estos personajes, no siempre son reconocidos, no siempre se conjuga la genialidad, el talento y la capacidad de acción con las circunstancias ambientales, humanas o políticas necesarias, pero cuando lo hacen, cuando los obstáculos naturales son susceptibles de ser superados por su voluntad de lucha, surge entonces incontenible ese ser superior destinado a aspirar a los grandes ideales, a crear los métodos para realizarlos y a llevar a su comunidad a obtener los beneficios sociales de su esfuerzo y a mejorar las condiciones de vida de quienes han depositado en ellos su confianza. Este es el caso del Profesor Jorge E. Cavelier Jiménez. Su inmensa biografía, las grandes metas alcanzadas en todos los campos que acometió este hombre excepcional no pueden ser resumidas en el corto tiempo de que dispongo en esta solemne ocasión en la que conmemoramos el primer centenario de una de las obras que con mayor cariño y dedicación contribuyó a afianzar y a consolidar: la Clínica de Marly.
2008-01-23 | 1,613 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 27 Núm.1. Marzo 2005 Pags. 40-43 Medicina Ac. Col. 2005; 27(1)