Fragmento

Las circunstancias históricas distan de ser propicias. La riqueza generada en el País Vasco tras la revolución industrial estaba basada en niveles de tecnología muy modestos, con total ausencia de actividad científica. La centenaria Escuela de Ingenieros de Bilbao, fiel a un cierto modelo de institución, nunca fue un centro de investigación básica. Sólo en 1969 se creó la Universidad Autónoma de Bilbao, con una Facultad de Ciencias que, mal dotada en lo económico y en el capital humano, tardó más de una década en alcanzar un nivel digno de producción científica. Hacia 1976, y con mejor calculada traza, inició su andadura la Facultad de Química de San Sebastián, de la mano de los profesores Gonzalo Martín Guzmán y José María Mestres Quadreny. En fin, en Vitoria hubo que esperar a los años ochenta para la puesta en marcha de algún tipo de investigación biomédica en la Facultad de Farmacia. Paradójicamente, las actuales buenas perspectivas de Euskadi como biorregión tiene su origen en la gran crisis mundial de la industria pesada en la década de los ochenta. De manera súbita, la siderurgia y los grandes astilleros dejaron de ser rentables, en las condiciones de explotación del primer mundo. Se hundieron de manera repentina, y con ellos se hundió la extensa y tupida red de la industria auxiliar. Fue, en realidad todo el mundo el que se hundía. Fueron años amargos.

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2008-02-06   |   610 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 104 Núm.2. Abril-Junio 2007 Pags. 39-41 Gac Med Bilbao 2007; 104(2)