Las Minas Antipersona y Munición Sin Explotar causan aproximadamente entre 15 y 20 mil victimas al año según informes de la ONU. Su uso en conflictos bélicos convencionales se remonta a la Guerra Civil Norteamericana y posteriormente a las 2 Guerras Mundiales. En conflictos irregulares, tuvo su apogeo en Vietnam en los años 60. En Colombia, su uso ha venido en aumento desde finales de los 90 por parte de grupos guerrilleros comprometiendo colateralmente a gran cantidad de civiles. Según informes del Observatorio de Minas de la Vicepresidencia de la Republica, habían causado 5152 víctimas hasta Junio del 2006 posicionándose por encima de países con historia de utilización de dichos artefactos como Camboya y Afganistán. La gravedad de las lesiones por dichas armas no convencionales, radica en su inmenso poder destructor y su capacidad de causar secuelas invalidantes en las victimas. Su uso busca el mayor número de incapacitados en el enemigo que la mayor cantidad de bajas. Dichas premisas, cuando son trasladadas a la población civil se traducen en lesiones que comprometerán el resto de su vida familiar, social y productiva. Además, en algo que es difícil de manejar, producirán efectos psicológicos y psiquiátricos a la población desplazada de sus sitios de residencia, trabajo o estudio. El caso clínico muestra la experiencia de un Hospital Regional de Colombia, localizado en un área de influencia geopolítica de los grupos en conflicto, manejados por parte del servicio de cirugía general y los resultados obtenidos en el manejo de esta trágica forma de terrorismo. Así mismo, plantea al final estrategias encaminadas hacia disminuir la morbilidad y mortalidad asociadas a este flagelo.
Palabras clave: Minas antipersona terrorismo guerra.
2008-03-13 | 1,896 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 7 Núm.15. Diciembre 2007 Pags. 66-73 Arch Med Manizales 2007; 7(15)