Las quinas en el mundo y en Colombia

Autor: Díaz Piedrahíta Santiago

Fragmento

Resulta imposible hacer en breves minutos una historia pormenorizada de las quinas. Quien quiera profundizar sobre el tema puede consultar, entre abundantes escritos, algunas de las obras del doctor Jaime Jaramillo Uribe. Tan solo me limitaré a señalar algunos puntos fundamentales, para destacar unos cuantos hechos que no han sido tratados por otros autores y a la vez esclarecen algunos puntos que complementan la historia del género Cinchona y de otras entidades afines como Remijia. La historia de las quinas se remonta al mundo precolombino; desde épocas remotas, los indígenas de los alrededores de Loja utilizaban la corteza pulverizada de un árbol denominado “quina-quina” para combatir las fiebres intermitentes. La primera noticia relativa a tal árbol fue publicada en 1574 por el médico Nicolás Monardes quien lo cita en su “Historia Medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales que sirven de medicinas”. Una segunda referencia a la especie cuya corteza servía para curar las fiebres la trae en 1638 Fray Antonio de Calancha, quien se refiere a ella en su “Crónica Moralizada del Orden de San Agustín en el Perú” como el “árbol de las calenturas”, el cual se da en los alrededores de Loxa. Cuenta la tradición que en 1630 el Corregidor de Loxa fue curado de las fiebres por Juan López, un misionero jesuita, a quien un cacique de la región le había regalado polvos de quina-quina, un remedio ancestral. En 1659 Roland Sturm publicó un estudio titulado “Febrifugi Peruviani Vindicarum” en el cual trata la corteza “de la Fiebre” llamada “China” que se emplea para la fiebre cuartana o para la terciana que venga con frío y señala su modo de aplicación.

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2008-03-27   |   713 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 25 Núm.2. Agosto 2003 Pags. 128-130 Medicina Ac. Col. 2003; 25(2)