Ayudar a morir bien

Autor: Bátiz Jacinto

Fragmento

En el mes de mayo de este año se celebró una Jornada de Debate titulada “La profesión médica ante el debate social de la eutanasia” en la sede de la organización médica colegial de España (OMC) en Madrid en la que participé como ponente defendiendo el valor de la vida y de la ayuda al bien morir. Deseo en este artículo compartir con ustedes algunas de las reflexiones que he madurado sobre el tema después de haber escuchado a otros ponentes con diversos puntos de vista y desde la perspectiva del derecho, de la filosofía y de la medicina. No debemos olvidar que la muerte es una etapa de la vida y que desear tener una buena muerte, morir bien, es una legítima aspiración de los seres humanos. Y, nosotros, los profesionales de la salud estamos obligados a ayudar a nuestros enfermos a que mueran bien cuando no hemos conseguido prevenir ni curar su enfermedad. Para la Medicina Paliativa el fracaso no radica en la muerte, sino en la presencia de sufrimientos inútiles que podrían haberse evitado. ¿Cómo debemos actuar los médicos? En nuestro Código de Ética y Deontología Médica encontramos la respuesta a esta pregunta. “…aplicar las medidas adecuadas para conseguir el bienestar del enfermo, aún cuando de ello pudiera derivarse, a pesar de su correcto uso, un acortamiento de la vida…” (CEDM. CAP. VII. ART.27.1). Es verdad que a veces podría adelantarse la muerte como resultado del efecto secundario de un tratamiento analgésico o sedante y a lo que incorrectamente se le denomina eutanasia indirecta. Creemos que este término no debe emplearse y en su lugar debiéramos emplear “doble efecto”. “El médico no deberá emprender o continuar acciones diagnósticas o terapéuticas sin esperanza, inútiles u obstinadas…”. (CEDM. CAP. VII. ART.27.2). A la cesación o no inicio de medidas terapéuticas fútiles o innecesarias en un enfermo que se encuentra en situación de enfermedad terminal se le ha denominado, creemos que incorrectamente, eutanasia pasiva. Este término tampoco creemos que debe emplearse ya que estas actuaciones no constituyen ninguna forma de eutanasia y deben considerarse buena práctica médica. “El médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa por parte de éste”. (CEDM. CAP. VII. ART.27.3). La acción u omisión directa e intencionada, encaminada a provocar la muerte de una persona que padece una enfermedad avanzada o terminal a petición expresa y reiterada de ésta sí es eutanasia.

Palabras clave: Eutanasia bien morir.

2008-04-09   |   1,035 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 104 Núm.3. Julio-Septiembre 2007 Pags. 97 Gac Med Bilbao 2007; 104(3)