Gustave Flaubert y su doble:

la dialéctica de los hemisferios en la creación artística 

Autor: Cambier Jean

Fragmento

DEL MISTERIO DE SAN ANTONIO AL IDIOTA DE LA FAMILIA Gustave Flaubert, cuando niño, quedó impresionado por el Misterio de San Antonio representado en el teatro de marionetas en ocasión de la feria de San Román. A la edad de 24 años, en el museo de Génova, quedó arrobado frente a un cuadro de Peter Breughel que representa La Tentación de San Antonio. A partir de allí este tema lo persiguió hasta el punto que escribió no menos de tres Tentaciones de San Antonio. El fuego de San Antonio o mal de los ardientes presidió el encuentro de Paul Girard y de Gustave Flaubert. El Santo ermitaño se nutría de pan en el desierto, huyendo del mundo donde había adquirido una reputación de taumaturgo. Perseguido en su carne por quemaduras atroces, vivía sin dormir, víctima de alucinaciones. Estos son los síntomas del mal de los ardientes, epidemia de la que ahora se sabe que era debida al ergotismo. Los pacientes que no morían veían secarse sus miembros que era necesario amputar. El Santo vivió hasta los 104 años sin perder la razón ni el uso de sus miembros. Esta inmunidad relativa hizo de él un intercesor. Paul Girard siguió la leyenda del Santo curador a través de los lugares de culto, los hospitales, las órdenes religiosas que le fueron dedicadas, apoyándose en la tradición oral y escrita así como en una abundante iconografía. Mathis Grünewald y el retablo de Inssenheim fueron para él el equivalente de lo que Breughel y el cuadro de Génova fueron para G. Flaubert.

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2008-04-30   |   939 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 31 Núm.1. Enero-Febrero 2008 Pags. 69-74 Salud Ment 2008; 31(1)