Autor: Caeiro Tomás Francisco
La medicina -quizá más que ninguna otra- es una profesión de encuentros y contactos. Contacto psíquico (emocional y compasivo) y contacto físico (en las distintas maniobras de exámenes y estudios). Ambos sirven para buscar datos y con ellos armar acertadas hipótesis diagnósticas generando un aura de comunicación y empatía que ayuda también a persuadir y a sanar. Establecer un acertado encuentro entre el médico y el paciente es todo un desafío. En lo psíquico y en lo físico el límite entre la necesidad de los datos que se buscan y la sensualidad que puede despertarse en el médico o en el paciente es una estrecha franja, difícil de transitar sin caer en errores. Surgen así, el riesgo de la injusta invasión de la intimidad ajena o del acoso psíquico o físico al paciente constituyendo ellas faltas graves porque explotan su condición débil y necesitada.
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2008-05-01 | 855 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 24 Núm.4. Octubre-Diciembre 2006 Pags. 118-119. Exp Médica 2006; 24(4)