La práctica pediátrica en un medio cultural plural:

una experiencia en curso 

Autores: Álvarez Fernando, Fortin Sylvie, Bibeau Gilles

Fragmento

El ejercicio de la medicina se basa fundamentalmente en el establecimiento de una relación humana entre el paciente y los miembros del equipo de salud. En el caso particular de la pediatría, esta relación siempre incluye a la familia. Los factores que intervienen en una relación humana y que permiten comprenderla son estudiados por las ciencias humanas y sociales; y aunque parezca increíble para un profano, las ciencias humanas y sociales no son por lo general parte de los programas que las facultades de medicina han elaborado para formar a los futuros médicos. La educación médica se basa y hasta podríamos decir, se limita, a los aspectos biológicos. Cabe preguntarse: ¿cómo aprender “todo” sobre el hombre, si la enseñanza se restringe a los aspectos biológicos? Indudablemente, una visión holística en la formación de los profesionales de la salud mejoraría la calidad de la práctica médica. Vale recordar que nuestra razón de ser como profesionales de la salud es la ayuda que podemos brindar a nuestros pacientes y para ello dependemos de nuestra preparación humana, científica y ética. Las limitaciones que existen en la formación de los médicos no son nuevas, ya que parecen hallarse desde la creación de las facultades de medicina tal como las conocemos hoy. Por el contrario, cabría preguntarse si alguna vez en la historia la formación estructurada de los profesionales de la medicina se pudo librar de la influencia de la cultura “biomédica”. En 1910, Abraham Flexner presentó su evaluación de los estudios médicos en América del Norte. Sus conclusiones se basaron en la visita a 155 facultades de medicina en Estados Unidos y Canadá. Unos años más tarde, resumiendo su experiencia, Flexner expresó: “el programa de estudios médicos otorga un peso excesivo a los aspectos científicos de la medicina y excluye los aspectos sociales y humanistas”; y agregó que si bien la medicina científica en América del Norte es vigorosa y positivista, es tristemente deficiente en cultura y bases filosóficas. En un artículo de revisión, casi un siglo más tarde, Cooke y col. escribieron: “la educación médica debe reconfigurarse a sí misma en respuesta a los cambios científicos, sociales y económicos, para poder florecer de una generación a otra”. En concordancia con estos autores, podemos agregar que las ciencias sociales deben incorporarse a los estudios médicos, pero además los programas deben ser suficientemente flexibles como para incorporar regularmente cambios en sus orientaciones.

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2008-05-20   |   1,455 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 106 Núm.3. Mayo-Junio 2008 Pags. 236-241 Arch Argent Pediatr 2008; 106(3)