Acerca de la vida y obra de Honorio Delgado

Autor: Mariátegui Javier

Fragmento

Un elogio de Honorio Delgado, tendría la ambiciosa pretensión de emular, por lo menos en el nombre, el estilo de los escritos de Erasmo de Rótterdam, el gran humanista por quien el maestro peruano sentía secreta simpatía. El encomio o elogio de Honorio Delgado, a la manera clásica, está por encima de las posibilidades de quien, hablando a nombre de la Cátedra Honorio Delgado, tiene la responsabilidad delegada por el Claustro Herediano, de dar cuenta, por lo menos formalmente, del respeto que la evocación de su figura suscita. La tarea se aligera si se recuerda que la imagen de Honorio Delgado no es sino la resultante espontánea de una vida reflejada por una obra, ambas ceñidas a un substractum creencial forjado desde los años tempranos. Existe en el pensamiento de Delgado una continuidad en el tiempo que hace rescatable la integridad de su obra, con las variaciones y los matices explicables, productos de la evolución natural de un ser que intentó, y lo logró, ser consecuente a los ideales por el mismo diseñados. En el devenir histórico, en estos densos “espacios peruanos”, la biografía auténtica de Don Honorio puede ser, al mismo tiempo, una psicografía lograda. Todo ello desde la perspectiva en que se da el trabajo intelectual en nuestro medio: desde el cumplimiento de labores menores hasta la gestación de producciones originales, es lo que caracteriza la vida cotidiana de un trabajador de la inteligencia. Transpuesta la barrera que lo defendía de aquellos que podían medrar a su alrededor por ventajismo aparecía la persona real de Honorio Delgado, sencilla, afable y cordial, siempre dispuesta al servicio.

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2008-06-25   |   2,355 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 4 Núm.3. Diciembre 2002 Pags. 148-154 Inv salud 2002; IV(3)