Autores: Mustelier Ferrer Héctor Luis, Gala Vidal Héctor, Bertrán Bahades Jacqueline, Ortiz Angulo Liset
Resulta imposible establecer en qué momento exacto apareció el piercing en la historia de la humanidad, aunque lo cierto es que su origen es tan antiguo como la misma piel. Por una gran variedad de motivos es un arte antiguo y venerable que en las últimas décadas parece haber emergido de nuevo. Ya en la Roma de los centuriones, los miembros de la guardia del César llevaban aros en los pezones como muestra de su virilidad y coraje, así como un accesorio de sus vestimentas ya que les permitían colgar en ellos las cortas capas que usaban. Esta práctica también fue bastante común, en la época victoriana, entre las damas de la alta sociedad que lo hacían para realzar el volumen de sus pezones. El ombligo anillado era un signo de la antigua realeza egipcia y estaba prohibido a todos aquellos que no fuesen nobles. En aquellos tiempos, los ombligos muy profundos eran los más preciados. En la India muchas mujeres se anillaban en la nariz desde muy pequeñas. Esta tradición la suelen llevar a cabo las abuelas, que deberán anillar a sus nietas antes de que se casen. Se piensa que originariamente se hacía como signo de sumisión y devoción de la mujer hacia su marido. Este piercing se realiza en uno u otro lado de la nariz, según la etnia a la que pertenezca la mujer. Grupos étnicos de diversas partes del mundo, como en Papua, Nueva Guinea, Polinesia, África y la India todavía lo siguen utilizando. En un principio su función era defensiva ya que daba un aspecto más feroz a quien lo llevaba, aunque sus fines actualmente son también estéticos y permiten a los distintos grupos tribales diferenciarse entre ellos y conocer el estatus social del que lo lleva. Algunas mujeres de Rajastán (India) llevan en su septum grandes aros de oro finamente trabajados con una finalidad cultural y estética. En unos jeroglíficos mayas que datan del año 709 a.c. aparece el “Jaguar protector”, cinco días después de haber asumido el título de “Señor de la Sangre de Yaxchilan”. En estos jeroglíficos y dibujos se ve el “rito de la sangre” practicado por su esposa principal, Lady Xoc. Ésta, arrodillada ante su marido, tira de una cuerda a la que se han insertado espinas a través de su lengua. Quizás este rito tan antiguo tiene que ver con los orígenes del piercing en la lengua, tal y como lo conocemos, aunque la técnica utilizada, ha cambiado mucho. Todavía hoy, entre algunos grupos étnicos de Brasil, existe la costumbre de hacer una pequeña incisión bajo el labio que progresivamente se irá agrandando hasta alcanzar el tamaño deseado. En él se colocará una pieza circular por lo que la modificación corporal es impresionante. También suele realizarse este tipo de agrandamiento en los lóbulos de las orejas. En muchas tribus de África (poblados Suya, Sara, Lobi y Kirdi) es muy común esta práctica y existe la tradición de que las jóvenes solteras empiecen a “agrandar” su labio en el momento en que se comprometen. Este proceso dura todo el noviazgo y hasta el momento de la boda. Es la prometida la que realiza un plato de barro cocido que progresivamente irá cambiando por otro más grande. A mayor tamaño del plato, mayor será la dote que la familia del novio pagará a la de la novia.
2008-07-22 | 1,513 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 11 Núm.4. Octubre-Diciembre 2007 Pags. Medisan 2007; 11(4)