Autor: Franco Vicario Ricardo
Los que tenemos ya una edad -y aún el deterioro cognitivo no nos ha hecho mella-, mantenemos vivos nuestros propios recuerdos y los que nos legaron nuestros mayores. En el terreno de las desgracias sanitarias están la gripe y sus consecuencias como también están la tuberculosis y el cáncer. Las pandemias de gripe ocurren a intervalos de 10 a 40 años. A mi generación le tocó padecer la gripe asiática de 1957, la del 68 –un año políticamente turbulento-, denominada de Hong Kong y la “suavecita” de 1977, denominada rusa en la que resurgió el mismo subtipo H1N1 que había sido responsable de la pandemia de 1918, la famosa gripe española, la de nuestros abuelos. La gripe del 18 fue especialmente devastadora. En una crónica alemana de la época se señala que la cifra total de fallecidos a causa de la enfermedad se calcula en torno a los 20 millones; superando, por tanto, la cifra total de muertos de la I Guerra Mundial. Los médicos se sienten totalmente impotentes. Las autoridades están desbordadas. Se cierran las instalaciones públicas como iglesias, escuelas y teatros. Los cadáveres permanecen sin enterrar en las casas abandonadas. Incluso el frente se paraliza.
2008-07-28 | 1,152 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 105 Núm.1. Enero-Marzo 2008 Pags. 35 Gac Med Bilbao 2008; 105(1)