El desarrollo reciente de métodos de investigación paraclínica basados en tecnología de cómputo como la tomografía, la resonancia magnética y los procedimientos neurofisiológicos permiten el abordaje no invasivo de las estructuras anatómicas y de la fisiología del sistema nervioso. Esta tecnología ha estimulado el interés y el surgimiento de laboratorios y gabinetes cuyos productos de investigación se han denominado “neurociencia cognitiva”, aunque desafortunadamente los avances tecnológicos no siempre se acompañan de la reflexión conceptual, lógica y técnica que debe acompañar el abordaje científico, ya que los datos generados no responden a preguntas fundamentales sobre el desarrollo, la organización y el funcionamiento del cerebro. La tecnología apoya el estudio de al menos tres temas centrales de la neurociencia cognitiva: 1) la localización de las funciones cerebrales superiores ¿es legítimo hablar de una nueva frenología?; 2) la representación en el ámbito neuronal, es decir, de qué manera las redes neurales representan, codifican y generan los procesos cognitivos, y 3) el aprendizaje, cómo se adapta el cerebro a la experiencia, qué cambios ocurren en relación con la experiencia y cómo esos cambios corresponden con el comportamiento que resulta de tales aprendizajes. La ciencia neurocognitiva no incluye entre sus objetivos fundamentales el estudio de las alteraciones, pero algunas disciplinas como la Neuropsicología, por cierto en sus orígenes anterior a la neurociencia cognitiva, se han apoyado en sus métodos para el estudio de las alteraciones que han llamado su atención, la memoria, el aprendizaje, los procesos perceptivos, etc. incluidos en los temas centrales ya señalados.
2008-07-30 | 974 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 8 Núm.2. Julio-Diciembre 2007 Pags. 41-42 Rev Cienc Clín 2007; 8(2)