Autor: Rabinovich Rafael
Introducción De acuerdo con la información disponible en uno de los registros más importantes del mundo (Adhere), la prevalencia de la insuficiencia cardíaca (IC) es de 4.900.000 pacientes con una incidencia de 550.000 casos, y una mortalidad estimada a 5 años del 50%. A pesar de los avances significativos en el diagnóstico y tratamiento de la insuficiencia cardíaca, se espera que más de 1.000.000 de pacientes sean admitidos con este diagnóstico durante el corriente año y el 78% de éstos tendrá más de un ingreso/año en el hospital. Los gastos derivados para el manejo de esta población constituyen una de las mayores erogaciones para las empresas de salud. El denominado “tratamiento farmacológico óptimo”, que incluye principalmente el uso de inhibidores e la enzima convertidora (IECA), diuréticos, beta bloqueantes, digoxina y bloqueadores de receptores de la angiotensina, se ha constituido en el pilar de la estrategia terapéutica asociada a normas higiénico-dietéticas. Muchos pacientes con IC presentan desacoples electromecánicos que inciden negativamente sobre la eficiencia cardíaca, deteriorando aún más su función. Se ha denominado “desincronización cardíaca” al conjunto de dichos desacoples. La reversión de la desincronía cardíaca puede ser obtenida con o sin la asociación al tratamiento farmacológico óptimo, basadas en estrategias terapéuticas como la estimulación cardíaca biventricular asociada o no a terapias de desfibrilación-cardioversión disponibles en los dispositivos implantables. No está definido aún, al menos en “medicina basada en evidencia”, cual debe ser el momento en que estos dispositivos de estimulación deberían ser incluidos en el arsenal terapéutico del paciente con IC. La pregunta que al momento no puede ser contestada es si la terapia de resincronización es el último resorte terapéutico en el enfermo con enfermedad avanzada, o por el contrario, si su implementación en etapas iniciales del proceso o incluso en aquellos pacientes asintomáticos u oligosintomáticos, podría detener o atenuar el desarrollo de la miocardiopatía terminal. Por esta razón, se dedicará este resumen a identificar a los pacientes con IC que pueden beneficiarse con los mencionados dispositivos según los criterios clásicos y que cuentan con el mayor grado de evidencia en cuanto a la identificación de los candidatos y al beneficio obtenido basado en los datos de los trabajos publicados. Finalmente, se discutirán las indicaciones no convencionales, las cuales están alineadas con las nuevas fronteras en este campo de la estimulación cardíaca.
2008-10-24 | 764 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 3 Núm.3. Julio-Septiembre 2008 Pags. 145-151 Rev Insuf Cardíaca 2008; III(3)