Autor: Acevedo F Alberto
Introducción La necesidad de reforzar la pared abdominal para el manejo quirúrgico de las hernias y eventraciones se hizo evidente desde los inicios de la cirugía moderna. En un largo proceso se probaron autoinjertos, homoinjertos, heteroinjertos así como diversas prótesis metálicas para el tratamiento de los defectos de la pared abdominal, pero no ha sido hasta épocas recientes en que el desarrollo de materiales sintéticos plásticos ha permitido un avance definitivo en este campo. Para Ponka, la introducción de un material extraño en los tejidos orgánicos desencadena reacciones de tres tipos: destrucción o lisis, incorporación o tolerancia y rechazo o eliminación. Aun no disponemos de la prótesis ideal que sea incorporada sin un grado variable de rechazo. Respuesta tisular al material protésico Nuestros conocimientos de la respuesta del huésped al la instalación de una prótesis se deben a las experiencias exitosas de Voorhees, que describió la respuesta cicatricial que se lleva a efecto en la interfase tejido/prótesis y que depende de las condiciones de la prótesis y de la naturaleza del tejido del huésped. Por el lado del huésped son importantes el estado nutricional, la repuesta del sistema inmunitario y la existencia de patologías concomitantes. Por el lado de la prótesis interesa el material con que se construyó, el tipo de fibra utilizada, su densidad (peso), el tamaño de sus poros, su carga eléctrica y la textura del implante. Es sabido, por ejemplo, que un tamaño grande (100 micrones) de los poros determinará el crecimiento del tejido colágeno entre las fibras del implante, mientras que poros pequeños (5 micrones) no lo harán posible.
2008-10-28 | 1,319 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 60 Núm.5. Octubre 2008 Pags. 457-464 Rev Chil Cir 2008; 60(5)