Autor: Guerrero Carlos
El ejercicio de la docencia permite conocer de primera mano los inicios, el desarrollo y los alcances de las propuestas de los estudiantes y, en mi caso, de los procesos de creación artística, tanto en su conceptualización como en su concreción objetual. Por esto, la fortuna de ser espectador y partícipe de la propuesta plástica de Grace Burbano, de su encuentro con la materia y sus búsquedas interiores de comunicación, hacen de mi labor un sitio privilegiado. Su serie de obras “enlatadas” está conformada por trabajos realizados en diferentes medios. Dibujo, pintura, grabado, esténcil, ensamble y escultura son algunas de las técnicas empleadas por la artista, en las que el color, siempre neutro, logra transmutar la carga interior. Y es precisamente esa capacidad de viajar en la materia una de las características importantes de su propuesta, pues se apropia indistintamente del látex, el óleo, la luz o la línea, construyendo un diálogo simple y sincero. La repetición y lo múltiple cobran valor fundamental, logrando que una imagen sufra constantes mutaciones para acentuar el drama. El interés central de su investigación es el ser humano. Ese hombre anónimo, encerrado por una sociedad alienante que desmitifica su capacidad de creación y lo relega. El hombre etiquetado, utilizado y desechado, que trata a gritos de escapar de la masificación del sistema. La lata es utilizada por Grace Burbano como contenedora del drama del hombre contemporáneo que se enfrenta a su destino, ese destino que lo relega a ser una especie multiplicada por millones, ausente de identidad, con un ansia infinita de libertad. Ese ser diminuto, que se mueve y transmuta en cada una de las piezas que conforman la serie, se convierte en reflejo de muchos de los anhelos vividos por la sociedad, logrando establecer un vínculo directo con el espectador, que se cuestiona y es cuestionado por la obra misma. Así como la escultura permite múltiples lecturas, producto de su emplazamiento en el espacio, en las pinturas las figuras se rodean de una atmósfera acentuada con el uso paciente y sutil de veladuras en las que predominan los colores neutros. La imagen bidimensional nos confronta con detalles en primer plano que dejan en el fondo vestigios de seres que han tratado de salir del formato, quizá hacia la libertad, pero muy seguramente a su destrucción final. Definitivamente es una obra madura y sentida que logra con claridad recorrer los lugares más profundos del interior humano, convirtiendo al espectador en espejo multiplicado de su realidad. Carlos Guerrero Academia de Artes Guerrero Director
2008-11-21 | 905 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 38 Núm.1. Marzo 2009 Pags. Rev Col Psiqui 2009; XXXVIII(1)