Espectro clínico de la infección por virus influenza A y B

Autor: Bustos González Álvaro

Fragmento

Influenza A y B son virus RNA de genoma segmentado (lo cual facilita su proclividad mutante) pertenecientes a la familia de los Orthomyxoviridae, que tienen afinidad por el moco y que producen enfermedad caracterizada en humanos por síntomas y signos respiratorios y/o neurológicos. Estas partículas poseen una envoltura lipídica, en la que se insertan la hemaglutinina y la neuraminidasa, los dos antígenos más importantes de su superficie. Otras proteínas, que intervienen en la replicación viral y que se localizan por debajo de la envoltura, son la M1 y M2. La hemaglutinina facilita la unión del virus al receptor de la célula, la cual es penetrada por endocitosis; la neuraminidasa, en cambio, tiene actividad enzimática que se caracteriza por la hidrolización de residuos de ácido siálico del receptor, lo que favorece una liberación eficiente de los virus y su ingreso a otras células. Tanto la hemaglutinina (HA) como la neuraminidasa (NA) son muy variables, en especial en los virus A. Las variaciones en los virus B son de menor cuantía. Mientras las epidemias son causadas cada uno a tres años por los virus A, y cada tres a seis años por los virus B, las pandemias sólo suceden con infecciones por virus A de reciente aparición cada 10 a 40 años. Los virus B son exclusivamente humanos, mientras que los A pueden afectar al hombre y a algunos animales, en los que también pueden producir enfermedad respiratoria, como la gripa de los caballos y de los cerdos, la peste aviar y la influenza aviar. Debido a que el cerdo parece ostentar receptores para virus A humanos y animales, él puede servir como “recipiente de mezcla” para que los virus animales y humanos intercambien material genético y hagan los reordenamientos y las adaptaciones que permiten la aparición de las pandemias.

Palabras clave:

2008-11-24   |   1,901 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 21 Núm.83. Enero-Marzo 2008 Pags. 63-64 Rev Enfer Infec Pediatr 2008; XXI(83)