El suicidio y algunos de sus correlatos neurobiológicos.

Segunda parte 

Autores: Gutiérrez García Ana Gloria, Contreras Carlos M

Fragmento

La inducción al suicidio por tratamientos farmacológicos que buscan precisamente lo contrario es un punto de álgido debate. Los datos son concluyentes. Un estudio sueco comparó la presencia o ausencia de antidepresivos inhibidores selectivos de recaptura de serotonina (ISRSs) en el plasma de suicidas, que lo habían consumado o no de manera violenta. Se encontró que entre los más de 14000 casos estudiados solamente alrededor de 13% tenía niveles plasmáticos detectables de ISRSs, sin diferencias por edades o género y con un menor uso de métodos violentos.140 En la ciudad de Nueva York se realizó un estudio con suicidas muy jóvenes. En la gran mayoría de ellos no se detectaron rastros de antidepresivos, y sólo en alrededor de 6% se encontraron rastros de imipramina o de fluoxetina, pero no otros antidepresivos, incluida la paroxetina.141 De ser el caso, sólo un muy pequeño porcentaje de los suicidas estaba en tratamiento, que por cierto no sirvió. Estos datos se pueden interpretar de varias maneras, una de las cuales es la conclusión de que ¡un riesgo suicida importante es carecer de la medicación correcta! En otros estudios tampoco se ha logrado demostrar alguna relación entre uso de antidepresivos y suicidio.142 Varios estudios de meta-análisis no han logrado demostrar alguna relación entre suicidio y uso de antidepresivos, tanto en adultos como en jóvenes, aunque se acepta que hay un aumento de suicidalidad (no de suicidio consumado) entre niños usuarios de ISRSs.143 A pesar de que la farmacoterapia reduce en el corto y largo plazos la morbilidad y mortalidad del suicidio,144 la suicidalidad es evidentemente un problema complejo que va más allá de las acciones de los antidepresivos.

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2009-01-09   |   795 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 31 Núm.5. Septiembre-Octubre 2008 Pags. 417-425 Salud Ment 2008; 31(5)