Fragmento

Tal vez la muerte sea el único acontecimiento completamente impredecible de la vida; pero cuando fallece alguien tan lleno de energía y juventud, no sólo es inesperado sino inadmisible, una sensación de impotencia y desconcierto nos embarga, y entonces sólo queda la resignación. Para todos los que tuvimos la dicha de conocer y trabajar con Luis Carlos nos queda un vacío en nuestro día a día; rutina que él bien sabía convertir en momentos amenos y constructivos. Con su prematuro deceso nos deja la abrumadora lección de la finitud de nuestro cuerpo, la cual nos impulsa hoy a hacer de cada minuto el mejor de nuestra existencia y el más oportuno para hacer felices a quienes nos rodean… como él solía hacerlo. Siempre tenía una palabra amable, un comentario gracioso, una enseñanza para sus estudiantes y colegas, un gesto generoso para sus pacientes. Esta vez querido Luis Carlos nos diste la lección más importante, y es aprovechar al máximo la vida. Luis Carlos se desempeñó como editor de nuestra revista en el período 1991-1994, siendo un destacado líder, un incondicional amigo y un incansable editor capaz de transformar los momentos más tensos en anécdotas inolvidables con sus bromas y visión positiva. Se tituló como médico de la Universidad Industrial de Santander en 1995 y estaba cursando su tercer año de residencia en Pediatría; con todo el talento y la vocación que le caracterizaron se obtuvo el reconocimiento y respeto de sus profesores, colegas, estudiantes y amigos, quienes vimos en él el perfil de un profesional integral, un ejemplo a seguir que persistirá en nuestras mentes como otro de los grandes aportes de Luis Carlos a nuestra existencia.

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2009-04-03   |   1,120 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 18 Núm.1. Enero-Junio 2004 Pags. 2 Médicas UIS 2004; XVIII(1-2)