Autores: Matad María Pilar, Aguilera Laura
Las investigaciones sobre las diferencias de género en salud mental generalmente muestran que los niveles de menor morbilidad psiquiátrica son mayores en las mujeres que en los hombres, siendo una de las variables explicativas de tales diferencias los roles sociales diferenciados en función del sexo. La ideología de los roles sexuales se refiere a las creencias respecto a qué roles son los adecuados para mujeres y hombres. Esto es relevante desde el punto de vista psicológico porque se asocia con la definición de sí-mismo, con las interacciones entre hombres y mujeres y con las relaciones sociales. La mayoría de las sociedades considera que mujeres y hombres son diferentes y deben ocupar roles distintos, por lo que los socializan de forma distinta. Y la masculinidad y la feminidad se refieren a las diferencias en rasgos, conductas e intereses que la sociedad ha asignado a cada uno de los géneros. Las teorías clásicas sobre las diferencias entre mujeres y hombres en roles de género y en tipificación sexual planteaban que tales diferencias eran normales y saludables, ya que reflejaban las normas sociales sobre la conducta apropiada para cada sexo. Además, los profesionales en salud mental tienden a ver a los hombres masculinos y a las mujeres femeninas como normales y sanas. Sin embargo, los resultados de las investigaciones no han aportado evidencia empírica de tales supuestos. Además, recientemente se ha reconocido que la inversión en los ideales de género puede ser estresante para hombres y mujeres porque se trata de ideales impuestos socialmente, dificultan la autorregulación y están relacionados con la representación externa de la autovalía. Pese a ello, la evidencia empírica no es concluyente, habiéndose realizado la mayoría de estudios sobre roles sexuales y salud con muestras anglosajonas, por lo que se desconoce si tal relación se da también en otras culturas. El objetivo del presente trabajo es conocer si existen diferencias en salud mental, en una muestra de la población general española, entre las cuatro opciones de rol sexual propuestas por Sandra Bem: masculinidad, feminidad, androginia e indiferenciación. La muestra estuvo formada por 337 personas de la población general que participaron voluntariamente en el estudio, sus edades oscilaron entre los 17 y 74 años (M = 32.2, SD = 12.2) y presentaron diferentes características sociodemográficas. Las muestras fueron evaluadas con el Bem Sex Role Inventory (BSRI), con el Cuestionario de salud general de Goldberg (GHQ-28) y con el Inventario de autoestima (Self-Esteem Inventory, SEQ). En los resultados encontramos que la asociación entre roles sexuales y salud mental depende del tipo de indicador de salud utilizado. Además, en la sintomatología somática, de ansiedad y de insomnio, también se encontró una relación estrecha con el género. En la muestra de hombres, los clasificados como indiferenciados presentaron menor sintomatología somática respecto a los clasificados como femeninos o como andróginos, mientras que en la muestra de mujeres las clasificadas como indiferenciadas fueron las que tuvieron más síntomas somáticos, de ansiedad e insomnio respecto a las andróginas. El análisis de las diferencias entre mujeres y hombres en sintomatología de salud mental mostró que se daban diferencias estadísticamente significativas en sintomatología somática, de ansiedad e insomnio, teniendo las mujeres puntuaciones medias más altas que los hombres. Sin embargo, no se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas en sintomatología depresiva ni en disfunción social. Dichas diferencias coinciden con las obtenidas en la muestra de mujeres al analizar las diferencias en salud mental en función de los roles sexuales. Ello indica la relevancia que los roles sexuales pueden tener en las diferencias de género en salud mental, como han señalado algunos autores. Los resultados de este estudio muestran que el seguimiento de los roles sexuales tradicionales no conllevan a una mejor salud mental. En conclusión, como se ha encontrado en varios estudios realizados en otros entornos socio-culturales nuestros resultados confirman la falta de apoyo empírico para el modelo tradicional en el cual la masculinidad es mejor para los hombres y la feminidad para las mujeres.
Palabras clave: Roles sexuales salud mental autoestima síntomas somáticos ansiedad.
2009-04-13 | 1,870 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 32 Núm.1. Enero-Febrero 2009 Pags. 53-58 Salud Ment 2009; 32(1)