Se puede definir el concepto de infección cruzada como la transmisión de agentes infecciosos entre los pacientes y el personal que le proporciona atención en un entorno clínico. Ello puede ser resultado del contacto directo, persona a persona, o indirecto, mediante objetos contaminados los cuales se denominan fomites. La transmisión de la infección de una persona a otra requiere: a. Una fuente de infección (un portador, un convaleciente, un paciente en etapa prodrómica). b. El vehículo por el que los agentes infecciosos se trasmiten (sangre, secreciones, saliva, o bien instrumentos contaminados con ellos). c. Una vía de transmisión (inhalación, inoculación). La odontología moderna debe abandonar a sus antecesores históricos, los barberos y los flebotomianos que ejercían el arte y la ciencia de la dentistería, enfrentando el futuro con responsabilidad, conceptos sólidos y una protección verdadera frente a estos riesgos. De esto se trata la bioseguridad, es decir, la seguridad de la vida. Este concepto no es más que uno de los principios que rigen a toda especie biológica: perdurar a través del tiempo especialmente por su capacidad de adaptación a posibles cambios del bioma que le toca compartir con otras especies. El riesgo de trasmitir una o más enfermedades infecciosas durante el tratamiento dental surge a diario en la consulta. Por lo tanto, se deben registrar en una historia clínica minuciosa los antecedentes de enfermedades de todos los pacientes.
2009-04-16 | 5,616 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 5 Núm.57. Abril 2009 Pags. 4 Odont Moder 2009; 5(57)