250 Aniversario de la muerte del Andel

Autor: Carballo Junco José Antonio

Fragmento

De él Ludwig van Beethoven escribió en 1824: “Es el más grande compositor que jamás haya existido; quisiera arrodillar me ante su tumba”. Cuando en 1792 Haydn escuchó en la abadía de Westminster el “Aleluya” de El Mesías, se levantó entusiasmado y con él lo hicieron todos los demás oyentes, y con lágrimas en los ojos exclamó: “Es el maestro de todos nosotros”. Nacido el 23 de febrero de 1685 en la ciudad sajona de Halle, en el seno de una familia acomodada aunque carente de una tradición musical, Georg Friedrich Händel vivió sus primeros años inmerso en el afecto de su anciano padre, Georg Händel, barbero-flebotomiano-dentistero que trabajaba por su cuenta en su propia casa, y de su madre, Dorotea Taust, veintiocho años más joven que su padre. Hombre prudente como buen luterano, burgués respetuoso de sus tradiciones y conocedor del libro sagrado, el cirujano dentistero supo ganar un inmenso respeto de su hijo. En su primera infancia, el duque de Sajonia-Weissenfels, después de escucharlo recomendó a su padre, quien constantemente actuaba como su consejero, que desarrollara las facultades musicales que poseía. Fue así como empezó a recibir clases de Friedrich Wilhelm Zachow, organista de la Marienkirche quien lo inició en el conocimiento no sólo del órgano, sino también del clave, el violín y el oboe y le enseñó las bases de contrapunto, la fuga y la instrumentación. Fue a su lado donde Händel descubrió una serie de arias alemanas, técnicas y métodos que repetiría de manera constante en las obras de madurez. A los 11 años, se codea y muestra su trabajo en la cor te de Federico III, su desempeño en el teclado resultó tan bueno que admiró a todos los presentes, por esta razón el rey le pide al padre de Händel que le deje bajo su protección de tal forma que pueda tener una formación adecuada para desarrollar su talento. A pesar de esta oferta regresó a Halle a continuar su educación humanística, y por supuesto la musical. Sin embargo, esta vida rutinaria de estudio y práctica de la música no lo llenaba del todo.

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2009-04-16   |   1,184 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 5 Núm.57. Abril 2009 Pags. 16-17 Odont Moder 2009; 5(57)