Quien escribe estos renglones tiene una precomprensión del mundo a la que no puede renunciar cuando hace el ejercicio de escritura, de pensamiento y de producción de conceptos; su ejercicio hermenéutico, por lo mismo, no es neutral ni aséptico ni objetivamente objetivo en su objetividad; del iluminado de Sils María, Nietzsche hemos aprendido que no hay hechos sino interpretaciones; lo que presentamos es una interpretación del hecho medicina y del hecho hospital, tal vez en contravía de lo que hoy es, muchas veces, el hecho hospital y medicina interpretado únicamente desde el paradigma del mercado como mercancía, ganancia y juego de oferta y demanda según la objetiva, implacable, necesaria, absoluta y universal “ley” del libre juego del comercio; además, quien esto escribe es hijo de médico y vivió en clave vital y hermenéutica un ejercicio de la medicina por fuera del mercado y de la demanda que todo lo regula; de mi padre médico aprendí que la medicina es servicio, donación, cuidado, amor amoroso, ágape de la entrega; no una sumatoria de ganancias, mercancías, reivindicaciones salariales y gremiales, competencia y competitividad en aras de la riqueza y del enriquecimiento con base en el dolor del otro como mercancía médica y hospitalaria; este ejercicio médico de mi padre me reveló el sentido humano y humanista, no sólo del oficio médico, sino de cualquier oficio humano: servir y darse en la donación gozosa del don como vela desplegada en el cuidado de los otros; antes de mis lecturas filosóficas y….
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2009-05-15 | 583 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 27 Núm.1. Enero-Junio 2008 Pags. 65-71. Med UPB 2008; 27(1)