Autor: Ceriani Cernadas José María
Uno de los puntos más conflictivos de la profesión médica en las últimas décadas ha sido la creciente influencia de la industria sobre el accionar del médico, en especial las compañías farmacéuticas y en menor grado, al menos en pediatría, las que fabrican equipos e insumos. Antes de realizar algunas reflexiones y analizar ciertos aspectos de tan espinoso tema, deseo resaltar que la industria farmacéutica y las empresas productoras de equipos y materiales, cumplen un muy importante papel en el desarrollo de la medicina, ya sea en el tratamiento de múltiples enfermedades como en la creación de métodos diagnósticos e instrumentos más precisos. Sin embargo, el problema radica en que si bien en muchos casos la relación de los médicos y sociedades científicas con la industria se ha llevado a cabo respetando adecuadamente los principios éticos tanto por parte de las empresas como de los profesionales, otras veces, lamentablemente muy frecuentes, se observan actos reprobables e inaceptables. Es imprescindible aclarar que las irregularidades y prácticas reñidas con la ética que se pueden observar reflejan claramente la responsabilidad de los dos “actores”, la industria y los médicos, y no sólo de uno de ellos. Más aún, diría que obviamente las prácticas no adecuadas que en ocasiones aplica la industria, no son aceptables y no deben perdurar, pero no podemos negar que están motivadas por su propósito primario, que es el de obtener un lucro con sus actividades comerciales. Los médicos, por el contrario, debemos estar en las antípodas de esa motivación; nuestros ideales y principios se dirigen primariamente al cuidado y a la protección de los pacientes, por encima de cualquier otro factor. Los conflictos de intereses aparecen cuando los médicos son tentados con pro- puestas inadecuadas y las aceptan. De este modo adoptan actitudes que rozan o atraviesan los límites del marco ético y se convierten en cómplices, a veces inadvertidamente, de acciones inadecuadas.
2009-05-21 | 771 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 107 Núm.3. Mayo-Junio 2009 Pags. 195-197 Arch Argent Pediatr 2009; 107(3)