Autor: Durán Pablo
El primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) plantea “Erradicar la pobreza extrema y el hambre”. En tal sentido, las metas definidas por alcanzar son: a) reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, la proporción de personas con ingresos inferiores a 1 dólar por día; b) lograr el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos, incluidos las mujeres y los jóvenes y c) reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas que padecen hambre. Además de ser relevante en sí mismo, este objetivo se vincula con otros de los ODM definidos, particularmente aquellos relativos a reducir la mortalidad de los niños y mejorar la salud materna. Los indicadores seleccionados para valorar los avances con respecto a la última meta involucran estimar la proporción de niños menores de 5 años con peso inferior al normal y la proporción de la población que no alcanza el nivel mínimo de consumo de energía alimentaria. Según se observa, objetivo, metas e indicadores en este sentido, enlazan el acceso económico en un extremo, con condiciones nutricionales como el bajo peso, en el otro. Dos desafíos centrales a la hora de definir indicadores e instrumentos de valoración implican la adecuada definición de la condición que se desea valorar, así como la selección de indicadores que en mejor medida permitan valorarla. Ello supone contar con indicadores válidos y precisos, sensibles y de fácil obtención.
2009-05-21 | 729 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 107 Núm.3. Mayo-Junio 2009 Pags. 197-198 Arch Argent Pediatr 2009; 107(3)