Autor: Melgarejo Rojas Enrique
El endotelio tiene el privilegio (¿o la misión?) de estar estratégicamente ubicado entre la sangre y los tejidos, y como tal, forma una barrera dinámica y funcional. Además, tapiza el sistema cardiovascular de los vertebrados. La célula endotelial es reguladora de proteínas plasmáticas. Tiene función de órgano endocrino, paracrino y autocrino. Constituye un órgano eminentemente vascular. El endotelio está implicado en la angiogénesis. Se involucra potencialmente en la patobiología de muchas enfermedades humanas, incluyendo aterosclerosis, hipertensión arterial, atero-trombosis, estados de hipercoagulabilidad, insuficiencia cardíaca, artritis y crecimiento de tumores sólidos. Además, influencia la inflamación, la homeostasis y la transferencia de información genética. Como (nuevo) órgano vascular, es ubicuo, omnímodo y con funciones disímiles y muchas veces antagónicas. De esta manera cumple el principio del ying y el yang (iguales y opuestos). En estado de normofunción o de integridad, cumple funciones de resistencia plaquetaria, anticoagulación, profibrinolisis, inhibición de factores de crecimiento, resistencia leucocitaria; promueve el estado de quiesencia, ejerce funciones vasodilatadores y cumple funciones de permeabilidad selectiva. Pero el endotelio disfuncionante, se torna en todo lo contrario para lo cual fue diseñado y deja de ser un órgano protector, pasando a ser un órgano agresor y potencialmente letal. Se describe la fisiología de las sustancias vasoactivas y los diferentes mecanismos mediante los cuales el endotelio lleva a la enfermedad hipertensiva, al proceso aterogénico y aterotrombótico y su papel en la angiogénesis mediante las células progenitoras endoteliales.
Palabras clave: Endotelio óxido nítrico sustancias vasoactivas aterogénesis hipertensión arterial angiogénesis.
2009-06-11 | 978 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 13 Núm.1. Enero-Diciembre 2005 Pags. 45-61 Rev Med 2005; 13(1)