Autor: Aguilar Martínez Carolina
La resultante de los adelantos en la ciencia y la tecnología ha sido sin duda el incremento en la expectativa de vida, y en consecuencia del envejecimiento, la aparición de enfermedades crónico degenerativas como la diabetes, hipertensión arterial sistémica, enfermedad cardio y cerebro vascular así como la enfermedad renal crónica, todas ellas favorecidas por el estilo de vida propio de la modernidad. Es conveniente señalar que se trata de enfermedades cuyo costo económico y social ha alarmado a los gobiernos de los países desarrollados como los de la Unión Europea y Estados Unidos de Norteamérica. En nuestro país fue estimada la prevalencia de la enfermedad renal crónica (ERC) en programas de diálisis en 288 por millón de habitantes, sin embargo aunqu e estas cifras resulten imprecisas debido al subregistro a nivel nacional, en la Región la Raza del IMSS a la cual correspondía a la mayor parte del Distrito Federal, Estados de México e Hidalgo, en el registro nominal con este tipo de pacientes la prevalencia varió de 780 en 1998 a 874 por millón de derechohabientes para el año 2000. Si consideramos que en la atención de los pacientes con diabetes, hipertensión arterial sistémica, ERC, pacientes oncológicos y SIDA el Instituto Mexicano del Seguro Social gasta para su atención alrededor del 6% del presupuesto total para la atención médica y corresponde la mayor parte del este egreso a las tres primeras patologías mencionadas. En México la primera causa de ERC es la Diabetes Mellitus, son altos los costos derivados de la atención de estos pacientes, con pobre efectividad y altas tasas de mortalidad e incapacidad resultante de la misma. Es por ello que la prevención de estas enfermedades y/o la limitación del daño son prioritarias en países como el nuestro. Los objetivos de la nefroprotección, en que además de las intervenciones con medicamentos como el empleo de bloqueadores del Sistema Renina Angiotensina Aldosterona (SRAA) son: dieta, el control de los desordenes metabólicos, la corrección de la anemia, etc. por lo cual, la modificación en el estilo de vida es prioritario. Cuyos beneficios no solo a la salud cardiovascular sino también a la renal, son indiscutibles.
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2009-06-12 | 858 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 29 Núm.2. Abril-Junio 2008 Pags. 37-38. Nefrol Mex 2008; 29(2)