Autores: López Corella Eduardo, Ridaura Sanz Cecilia, De León Bojorge Beatriz
El miércoles 18 de febrero murió Luis Salinas Madrigal en la Ciudad de San Luis, Missouri, tras una enfermedad aguda. En el esperanzado proyecto que fue la Institución Mexicana de Asistencia a la Niñez, la misión de hacer realidad un hospital infantil, que rápidamente asumió su recordado nombre de Hospital del Niño IMAN, recayó en los hombros de Don Lázaro Benavides. En el proceso de integrar sus cuadros, don Lázaro llamó a Luis Salinas, quien, después de haberse formado como patólogo con Ruy Pérez Tamayo, en la Unidad de Patología del Hospital General, se trasladó al hospital Michael Reese de Chicago donde se especializó en nefropatología con Conrad Pirani y luego, en el Los Angeles Children’s Hospital, se hizo patólogo pediátrico con Benjamin Landing. Con esas credenciales y esos maestros legendarios y tras haber hecho contribuciones importantes en sus dos campos de subespecialidad, es claro que Don Lázaro no podía haber hecho una mejor selección para organizar su Servicio de Patología. Tan acertada fue esta elección que el hoy Departamento de Patología de este Instituto Nacional de Pediatría de México conserva la filosofía, el diseño operacional y buena parte del personal que Luis Salinas, a su vez, seleccionó con singular fortuna. El primero en llegar, a abrir el camino mientras Luis gestionaba su traslado de Los Angeles a esta ciudad, fue su amigo y discípulo Dositeo Fernández, quien encontró nuestro piso en la etapa de obra negra y tomó las primeras decisiones en la distribución de espacios y construcción de ambientes. En diciembre de 1970 llegó Luis Salinas y el 12 de ese diciembre hizo la primera autopsia, la A-70-1.
2009-12-01 | 1,492 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 30 Núm.3. Mayo-Junio 2009 Pags. 192-193 Acta Pediatr Méx 2009; 30(3)