Riesgo y letalidad suicida en pacientes con trastorno límite de la personalidad (TLP), en un hospital de psiquiatría

Autores: Espinosa Javier Jaime, Blum Grynberg Bertha, Romero Mendoza Martha Patricia

Resumen

El intento de suicidio en los pacientes diagnosticados con Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) es la causa más frecuente de hospitalización en esta categoría clínica, los riesgos suicidas constituyen con frecuencia la presentación del padecimiento. Los pacientes recaen continuamente generando altos costos personales-familiares, de hospitalización en tratamientos, medicación e incapacidades laborales en personas económicamente activas, siendo el costo más alto, la pérdida de la vida humana. La Asociación Psiquiátrica Americana, en el Manual del DSMIV, define el trastorno límite de la personalidad como: «un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la afectividad, y una notable impulsividad, que comienzan al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos». El DSM-IV reporta que del 8 al 10% de los pacientes fronterizos llegan a consumar el acto suicida. La prevalencia del TLP en población general va de 1 al 2%, de 11 al 20% en población clínica psiquiátrica, representa 20% de los hospitalizados y desde el punto de vista de la distribución por sexos, es más frecuente entre las mujeres de 3:1 con respecto a los varones. El objetivo de esta investigación consistió en la evaluación del riesgo y la letalidad suicida, en pacientes diagnosticados con trastorno límite de la personalidad, en un hospital de psiquiatría del Valle de México, por medio de: la historia clínica, la ficha de identificación para estudios clínicos y epidemilógicos, la Entrevista Clínica Estructurada para los Trastornos de la Personalidad SCID-II, la Escala de Desesperanza, el Cuestionario del Síndrome Depresivo, la Escala de Ideación Suicida, la Escala de Riesgo-Rescate y algunos factores de riesgo, tales como el abuso sexual, la separación de la pareja, el divorcio de los padres, el suicidio de algún familiar cercano, el abuso de sustancias y alcohol. El diseño de este estudio fue descriptivo y transversal. Los resultados mostraron que la comorbilidad con los trastornos depresivos fue del 86.6%, esto concuerda con otras investigaciones. La letalidad del intento suicida coincide con los resultados de otras investigaciones en cuanto a que las mujeres presentan mayor número de tentativas suicidas de menor letalidad. La escala de Riesgo-Rescate sugiere que la mayoría de los casos (n = 13) realizó conductas de automutilación, ej., cortarse la piel superficialmente a la altura de la muñeca, ingerir medicamentos o intoxicarse en presencia de personas-clave que estaban en posibilidad de rescarlas o solicitar el rescate. Con relación a los factores de riesgo, el 86.6% (n =13) respondió haber vivido algún tipo de abuso sexual, 46.6% (n = 7) separación de la pareja, 40% (n = 6) padres divorciados, y 6.6% (n = 1) suicidio de algún familiar cercano. El consumo de alcohol y drogas no potencializaron el riesgo suicida. Conclusiones: Los métodos más utilizados en pacientes con TLP fueron el uso de fármacos y la mutilación de la piel de manera superficial en las muñecas. La letalidad de los intentos de suicidio en general fue baja. Las conductas de riesgo suicida en TLP como el consumo del alcohol y drogas, el abuso sexual, la separación de la pareja, los padres divorciados, el suicidio de algún familiar cercano, no incrementaron la gravedad suicida en la mayoría de los casos, por lo que se puede hablar de intentos de suicidio, y no de suicidios frustrados o verdaderos comportamientos que comprometan la vida. La evaluación del intento de suicido en el trastorno límite de la personalidad, es una condición necesaria para diseñar mejores estrategias terapéuticas y con ello reducir el riesgo suicida.

Palabras clave: Trastorno Límite de la Personalidad intento suicida letalidad suicida escalas clínicas factores de riesgo.

2009-12-01   |   1,233 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 32 Núm.4. Julio-Agosto 2009 Pags. 317-325 Salud Ment 2009; 32(4)