Los criterios diagnósticos en la práctica clínica

Autor: Espinosa Brito Alfredo Darío

Fragmento

Enfermos y enfermedades Desde mis años de estudiante en la Escuela de Medicina de la Universidad de La Habana, me dijeron “no hay enfermedades, sino enfermos” (Letamendi); y luego aprendí también que “es mejor saber qué persona padece la enfermedad, que qué enfermedad padece la persona” (Osler). Sin embargo, no ha sido sino a través de más de 40 años de ejercicio profesional que he comprendido cada vez mejor el significado y la vigencia que tienen y tendrán estas frases. Con Thomas Sydenham en Inglaterra, comenzó el concepto más definido de enfermedad como «especie morbosa», y se inició la moderna nosografía y el diagnóstico diferencial de todas las enfermedades consideradas en un paciente. Su interés se centró en qué eran las enfermedades, y para ello consideró necesaria la observación clínica desde la aparición de los síntomas hasta su desaparición, es decir, el conocimiento del curso natural de la enfermedad.1 Al aceptar la existencia de entidades morbosas, había que reconocer qué síntomas eran propios de tales, y qué síntomas eran atribuibles a peculiaridades del individuo enfermo, pero para lograr tal propósito había que ser muy buen observador, muy buen clínico. Así nació el concepto ontológico de enfermedad como entidad morbosa abstraída de la observación real de los pacientes. Entidades, por lo tanto, que pueden estudiarse en los libros (hoy en los videos, en los CDs, etc.), y la importancia de reconocerlas ofrece la posibilidad de mejorar el tratamiento, en lo posible, con uno más específico.

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2009-12-03   |   880 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 48 Núm.3. Julio-Septiembre 2009 Pags. 125-134 Rev Cubana Med 2009; 48(3)