Fragmento

Consideramos no exagerado afirmar que el destino del movimiento bioético se juega en esos espacios institucionales de debate y deliberación interdisciplinaria que son los Comités de Ética. La bioética emerge como campo teórico y práctico en los años setenta, en el marco del llamado “giro aplicado” que tematiza los conflictos éticos de las diferentes prácticas profesionales: ética del periodismo, ética de la empresa, ética del medio ambiente, entre varias otras. La bioética, sin embargo, pronto se destaca y no sólo por ser la que impulsa el proceso. Porque a esta prioridad en su emergencia y sistematización se suma, en primer término, el hecho de que la bioética se manifiesta como consecuencia directa de un agudo proceso de revisión de los supuestos de la epistemología clásica; entre ellos, el de la llamada “neutralidad” de la ciencia. En segundo término, la bioética resulta la única rama de la ética aplicada que cuenta con una figura institucional específica: los Comités hospitalarios de Ética. El desarrollo de los Comités de Ética en nuestro país ha sido progresivo, pero desigual. Uno de los principales desafíos que enfrentan los Comités es la construcción de una identidad compartida, dentro de los lineamientos que traza la bioética. Se trata de pautas claras y, al mismo tiempo, abiertas. No podría ser de otro modo, porque la ética se sustenta en la libertad de pensamiento y acción, en la capacidad de pensar con otros y de examinar, críticamente, ese pensamiento. Si algo cabe oponer de plano al ejercicio ético, es el dogmatismo y autoritarismo que genera tanto jerarquías como exclusiones, porque el espacio del comité se sustenta en la posibilidad de compartir la palabra en la convicción de que todos somos sujetos del debate bioético. Y este “todos” no es formal o abstracto. No se trata de instaurar un nuevo “despotismo ilustrado”, sino de compartir el proceso de toma de decisiones en el campo de la salud, con todos los actores del proceso y, en definitiva, con la comunidad que resulta directamente afectada por tales decisiones.

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2009-12-03   |   852 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 107 Núm.6. Noviembre-Diciembre 2009 Pags. 565-566 Arch Argent Pediatr 2009; 107(6)