Autores: Lugones Botell Miguel A, Ramírez Bermúdez Marieta, Miyar Pielga Emilia
La relación que suele existir y que también muchas veces puede establecerse entre las diferentes vocaciones y aptitudes con determinadas y diferentes actividades que se realizan muchas veces en la vida cotidiana, así como el vínculo que pueda haber entre las mismas y su relación con el desarrollo de cualquier habilidad, es algo que siempre ha llamado la atención. Es lo que podría llamarse en medicina estructura y función y el posible vínculo entre las mismas, hasta que la muerte las separe. Al respecto de lo que señalamos se podrían citar innumerables ejemplos. En la historia siempre impresionó mucho escuchar que si El Greco pintaba aquellas raras figuras sinuosas y alargadas era porque padecía una enfermedad de los ojos que le impedía ver a los seres humanos tal y como son en la realidad. Ahí podemos ver un claro ejemplo donde estructura y función no van muy bien de la mano. Atribuir a algún defecto orgánico los rasgos del estilo de un artista puede ser un síntoma de ignorancia o de pereza mental, pero también es cierto que la mezcla de la enfermedad y del talento nos sugestiona siempre, en parte por sus posibilidades novelescas, en parte también porque parece que confirma la noción romántica del genio como héroe un poco monstruoso y de la obra de arte como el fruto del sufrimiento: Goya y Beethoven atormentados por la sordera, Mozart febril y casi moribundo sobre la partitura del Requiem, Chopin enfermo de tuberculosis.
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2009-12-03 | 2,261 visitas | 1 valoraciones
Vol. 7 Núm.3. Julio-Septiembre 2009 Pags. 214-217. Acta Cient Estud 2009; 7(3)