Cuando en 1945, Juan Tomás Roig suscribía el prólogo de su obra Plantas medicinales, aromáticas o venenosas de Cuba, planteaba, entre los objetivos que perseguía con esa publicación: "…estimular a nuestros hombres de ciencia para que emprendan el estudio metódico de nuestra flora medicinal y toxicológica…". Sin embargo, a pesar de que Roig entregaba en su obra el resultado de numerosos años dedicados a la introducción, cultivo y evaluación de especies medicinales tanto nativas como exóticas, y estimulaba a continuar su labor, es posible reconocer una dosis de pesimismo en ese prólogo. Quizás era una premonición. Después de numerosas ediciones de esa valiosa obra y a pesar de los innegables adelantos que se han alcanzado en el estudio de las plantas medicinales en Cuba, el viejo sueño del doctor Juan Tomás Roig sigue siendo eso: un sueño. En 1984, alertábamos sobre esta situación2 y destacábamos el desarrollo alcanzado en los resultados obtenidos en los 10 años anteriores a esa fecha, en la disponibilidad de recursos, capacitación científica, y en la cantidad de instituciones científicas dedicadas, de manera parcial o total, a esa línea de investigación; factores que debidamente conjugados podían contribuir a la redacción de una flora medicinal de Cuba.
2009-12-10 | 1,074 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 14 Núm.3. Julio-Septiembre 2009 Pags. 1-3 Rev Cubana Plant Med 2009; 14(3)