La toxina botulínica (Botox) producida por Clostridium botulinum es uno de los inhibidores más potentes de la transmisión neuromuscular, porque bloquea la liberación de acetilcolina de las terminales nerviosas presinápticas. Por su efecto inhibitorio del músculo liso gastrointestinal Botox se ha utilizado en diversos trastornos digestivos. Botox ha mostrado ser efectiva en el tratamiento a corto plazo de la acalasia puesto que reduce el tono del EEI, mejora el vaciamiento esofágico y alivia los síntomas en 70% de los pacientes tratados. Sin embargo, su eficacia a largo plazo se reduce hasta 30% y es necesaria la inyección repetida de este agente. Actualmente está indicada en pacientes de edad avanzada o con elevado riesgo quirúrgico. Los factores predictivos de buena respuesta a la administración de Botox son: la variedad vigorosa de la acalasia y edad del paciente mayor a 50 años. En los pacientes con disfunción del esfínter de Oddi biliar y pancreático, Botox alivia los síntomas a corto plazo, y además predice una respuesta clínica satisfactoria a largo plazo en pacientes sometidos a esfinterotomía. En la fisura anal crónica, Botox disminuye significativamente la presión en reposo del esfínter anal interno y cicatriza la lesión en 80% de los pacientes tratados. En serie de casos e informes anecdóticos, Botox ha sido útil en el manejo del espasmo difuso del esófago, anismo, disfagia orofaríngea, rectocele anterior y acalasia secundaria. La administración de toxina botulínica tiene un índice muy bajo de efectos adversos y complicaciones.
Palabras clave: Toxina botulínica Botox acalasia fisura anal disfunción esfínter de Oddi.
2002-11-21 | 4,244 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 67 Núm.2. Abril-Junio 2002 Pags. 126-133 Rev Gastroenterol Mex 2002; 67(2)